NACIONES UNIDAS— Horas después de que Donald Trump amenazase con usar la fuerza contra Venezuela, Nicolás Maduro le tendió el miércoles una mano al presidente estadounidense y ofreció sentarse a la mesa a dialogar durante su presentación ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
“Son los diferentes los que debemos dialogar”, manifestó. “Estoy dispuesto a hablar con agenda abierta sobre todos los temas que quiera hablar el gobierno de Estados Unidos”.
“Ratifico la voluntad de diálogo”, insistió Maduro, quien vino a la ONU con su esposa Cilia Flores a pesar de que el martes Estados Unidos la acusó de corrupción.
Fue un discurso tal vez más suave del que muchos anticipaban luego de que Venezuela fuese blanco de un ataque incesante en las dos primeras jornadas de la Asamblea General de parte de Estados Unidos y de gobiernos de derecha de América Latina.
Maduro no mencionó la crisis económica por la que atraviesa su país, marcada por una alta inflación, que ha generado descontento social y un éxodo de 1,6 millones de personas desde el 2015, causando serias dificultades a los países de la región que las reciben. Solo dijo que su país ha lanzado un “programa de crecimiento y prosperidad que posiciona las bases de una economía nueva, no dependiente de la renta petrolera”.
Tampoco aludió a las violaciones a los derechos humanos que le achacan sus detractores.
El mandatario venezolano le puso así el pecho a una intensa ofensiva contra su gobierno, que continuó el miércoles cuando Trump se reservó el derecho a usar la fuerza para promover cambios democráticos en Venezuela y Canadá se sumó a una denuncia de cinco naciones latinoamericanas en contra de Maduro por supuestos crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional.
“Todas las opciones están sobre la mesa”, declaró Trump al llegar el miércoles a la sede de la ONU. “Todas, las fuertes y las menos fuertes y sabes lo que quiero decir con fuertes”. Trump agregó que estaría dispuesto a reunirse con Maduro si viene a la Asamblea General. “Siempre que pueda salvar vidas estaría dispuesto”, dijo.
Las denuncias contra el gobierno de Maduro se suceden en la ONU, donde varias naciones americanas han pedido reformas democráticas y crearon el martes un fondo de ayuda para los venezolanos que se van de su país y para las naciones que los reciben.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, afirmó que la situación en Venezuela es catastrófica al anunciar en una conferencia de prensa que su país se unió al reclamo de cinco naciones latinoamericanas que pidieron a la Corte Penal Internacional (CPI) que inicie una investigación sobre supuestos crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela.
“Hay una crisis humanitaria en un país que fue en el pasado uno de los más prósperos”, señaló Trudeau, que denunció un “liderazgo fallido” en Venezuela.
“Vamos a usar todos los mecanismos que estén disponibles” para cambiar las cosas, expresó.
Los cancilleres de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay y Perú enviaron el miércoles la petición al tribunal internacional. Maduro describió a esos gobiernos como “satélites” de Estados Unidos, “que arrodillados mancillan el honor de los pueblos que dicen representar”, y dijo que la crisis asociada con el éxodo de cientos de miles de venezolanos es una maniobra mediática.
“Se ha tratado de construir un expediente para justificar una intervención internacional… una pretendida crisis migratoria para justificar lo que desde hace varios años se viene anunciando: Una intervención humanitaria”, sostuvo Maduro, quien después de su discurso se fue a una iglesia en la que el presidente cubano Miguel Díaz-Canel tenía programada una actividad.
Maduro añadió que esa intervención es alentada por Estados Unidos en el marco de la Doctrina Monroe que Trump reivindicó el martes. El mandatario venezolano la describió como una “doctrina imperial, intervencionista, neocolonialista”, contrapuesta con la doctrina bolivariana.
Las naciones que lo acusaron de crímenes de lesa humanidad indicaron que el documento irá acompañado de dos informes que enumeran ejecuciones extrajudiciales, entre otras violaciones, y que existen fundamentos para considerar que 11 individuos, entre ellos Maduro, supuestamente habrían cometido crímenes de lesa humanidad.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, quien ya había pedido una investigación a la CPI este año, dijo en un comunicado que se está dando “un paso histórico y sin precedentes en la historia de nuestra América, generando un hito fundamental en aras de la justicia, la rendición de cuentas, la no repetición y la reparación a las víctimas de la dictadura venezolana”.
El presidente de Colombia Iván Duque, principal impulsor de la iniciativa, dijo en su discurso ante la Asamblea General “estamos viviendo la crisis migratoria y humanitaria más indignante de la historia reciente de la región por cuenta de una dictadura que aniquiló las libertades”, agregó. Señaló que Colombia recibió casi un millón de venezolanos en menos de dos años.
El director de Human Rights Watch para las Américas José Miguel Vivanco, por su parte, declaró que se trata de una “acción sin precedentes que refleja la creciente preocupación en la comunidad internacional por la catástrofe de derechos humanos que sufre Venezuela”.