¡Que nadie diga yo sé, porque lo hayan enseñado; otro puede saber más, que también haya estudiado!.
Hablando en términos muy criollos, esa es una estrofa de un famoso merengue de una Gloria del merengue típico dominicano, Dionisio Mejía (Guandulito). Reiterado.
A juzgar por los acontecimientos de la política dominicana, cosas a las que nos tienen acostumbrados nuestros políticos; se han venido suscitando una serie de hechos que a decir verdad, hay que verlos con cierto cuidado, porque aunque hay gente que solo ve de frente y con muy poca visión dicho sea de paso, es decir que no tienen o tienen muy pocos reflejos, se tornan muy peligrosas.
Es cierto que el Partido de la Liberación Dominicana y su ya proclamado candidato presidencial Lic. Danilo Medina, hasta el momento, cuentan con muchas ventajas con relación al Partido Revolucionario Moderno y su también proclamado candidato Lic. Luis Abinader, entre las que hay que contar, la supremacía del poder tanto político como económico, que incluye los recursos del Estado, que siempre han sido utilizados de manera injusta, a favor de las candidaturas del oficialismo, tanto en situaciones reeleccionistas como en elecciones sin reelección.
Sin embargo, el avasallamiento de un partido en el poder, jamás significa una razón total, tanto como para sentirse plenamente seguros de que un pueblo cualquiera y en un determinado momento, camine un solo camino ni tampoco da razones para un endiosamiento como el que exhiben ciertos políticos peledeístas.
Es innegable que el Presidente candidato del PLD, Lic. Danilo Medina, cuenta con una alta valoración en términos de ciertas acciones, pero no es este un parámetro como para medirlo en términos absolutos, ya que si se miden los principales elementos sociales, tales como seguridad ciudadana, salud entre otros, de seguro que esa percepción cambiaría, en voz del pueblo llano.
El hecho de haber conquistado los corazones de varios legisladores para que permitieran la modificación de la Constitución, a fin de lograr una reelección presidencial y de igual forma haber seducido al Ing. Miguel Vargas Maldonado para suscribir un acuerdo con el Partido Revolucionario Dominicano, quien hasta entonces había sido su eterno enemigo, hablando de partidos, tampoco les da a los peledeístas el suficiente aval como para sentirse victoriosos en el venidero proceso electoral del próximo año.
A esto hay que agregar, el cuestionamiento de dicho acuerdo, el cual en principio se vendió como algo saludable para ambas organizaciones políticas al igual que para el País, tal y como lo había definido el Secretario General del PLD, Reynaldo Pared Pérez, pero que luego, aun sin darse a conocer sus términos, fue cualquierizado por el alto dirigente del PLD, Euclides Gutiérrez Félix, quien sin ningún reparo, dijo que al PRD, se le darían diez cheles.
Los resultados del susodicho acuerdo, denotan que fue un chantaje el que se le montó al PRD y su líder Vargas Maldonado, al notarse una actitud de mendicidad y descontento, por el desconocimiento a un esperado apoyo por parte del PLD, a determinadas candidaturas municipales del PRD, el cual lucia confiado en que así se haría.
De ser así, podría esto no ser muy favorable para el PLD y su candidato porque quedarían al descubierto, ciertas maniobras engañosas que podrían poner en entredicho su credibilidad y en tal sentido, despertar en la población el conocimiento y la valoración de que estamos ante una organización política que ha perdido el autorrespeto y que desafiando la confianza del los votantes, haga cambiar de rumbo el interés de votación, y decidir por una opción contraria y hacerlos saltar del poder en el año 2016.
Y saber que en política como en pelota, nadie está seguro de quien gana, hasta que no se cuentan los votos o hasta que no se hace el out número 27. Todo podría depender del trabajo que haga el otro equipo.
Ver a un débil vencer a un fuerte, es como un aborto de la naturaleza, pero como el pueblo es soberano, ante los intolerantes y prepotentes, se sabe salir en su momento, hasta de debajo de una Patana.